Hay textos que preexisten, simplemente esperan a que un pobre diablo tenga una noche inspirada y los descubra; que les vaya quitando todos los pegotes de inexistencia hasta dejarlos bien pulidos sobre una hoja de papel. A esos pobres diablos los llaman escritores consagrados y les dan premios.
Hay otro tipo de escritores que se dedican a inventarse cosas que no existían antes. Estos suelen ser bastante malos, o por lo menos, prescindibles.
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